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N° 97
Por Jack Fleming
Mat 10:9-10 "No os proveáis de oro, ni plata, ni cobre en vuestros cintos; ni
de alforja para el camino, ni de dos túnicas, ni de calzado, ni de bordón;
porque el obrero es digno de su alimento".
Este es el principio establecido por el Señor para el sustento de los obreros
de la mies. Luego el mismo apóstol Pablo confirma, bajo la dirección del
Espíritu Santo, esta verdad bíblica:
1Ti 5:17 "Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble
honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar. 1Ti 5:18 Pues la
Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla; y: Digno es el obrero de su
salario".
¿Existe alguna contradicción cuando el Señor Jesucristo dice: "alimento" y
Pablo cita: "salario"? Evidentemente que no, porque ambos expresan la misma
idea, que el que trabaja es digno de su salario, es decir, de su comida, lo
elemental para que viva austeramente desprovisto de los bienes materiales de
este mundo que pueden llegar a transformarse en una carga, especialmente para
los siervos de Dios; que fue lo mismo que ordenó a los sacerdotes levitas del
Antiguo Testamento Nm.18:24 "Entre los hijos de Israel no poseerán heredad".
El salario de los sacerdotes levitas era solamente su
comida, los diezmos que el pueblo de Israel llevaba al Tabernáculo y
posteriormente al Templo de Jerusalén para el sustento de los sacerdotes que
estaban dedicados a esa labor. SIEMPRE el diezmo debía ser entregado en
productos: trigo, vino, aceite, animales, etc., únicamente su comida.
Todo lo cual era guardado en el "alfolí", que era una gran pieza que estaba
en el templo y que servía de bodega para almacenar el diezmo, porque era para
suplir las necesidades para el sustento diario de los sacerdotes, jamás para que
éstos obtuvieran bienes terrenales.
Esto es lo que se aprecia claramente cuando el Señor envía a los setenta a
predicar y les reitera, Lc.10:2, 7-8 "Y les decía: La mies a la verdad es mucha,
mas los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a
su mies. Y posad en aquella misma casa, comiendo y bebiendo lo que os den;
porque el obrero es digno de su salario. No os paséis de casa en casa. En
cualquier ciudad donde entréis, y os reciban, comed lo que os pongan
delante".
Entonces ¿Por qué hoy solamente citan que "el obrero es digno de su salario" y omiten intencionalmente las palabras
textuales del Señor? ¿"Su alimento"? La razón es muy simple,
porque tuercen lo que ha dicho el Señor, que el siervo es digno de su comida, su
alimento, y solamente quieren referirse "al salario", para poder incluir todas
las demás añadiduras que hoy han introducido como legítimas de los "siervos del
Señor", que en la mayoría de los casos son una burla de lo que realmente ha
dicho el Señor, la comida, las necesidades básicas.
Lo que estamos siendo testigos en nuestros días, que hacen aquellos que se
autodenominan "siervos del Señor", es un insulto a nuestra inteligencia y una
burla a la Palabra del Señor, quien dijo categóricamente:"No os proveáis de
oro, ni plata, ni cobre en vuestros cintos; ni de alforja para el camino, ni de
dos túnicas, ni de calzado, ni de bordón; porque el obrero es digno de su
alimento".
Porque todos sabemos perfectamente que los pastores son los que
económicamente mejor viven que toda de su congregación, y esto haciendo
precisamente lo contrario a lo que el Señor ha ordenado. Desobedeciendo a la
Palabra de Dios han acumulado dinero y bienes personales, con el agravante de no
haber trabajado para ello como Dios ordenó desde el principio de la creación
para todos los hombres: Gen 3:19 "Con el sudor de tu rostro comerás el pan
hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y
al polvo volverás". Lo mismo que ratificó en el Nuevo Testamento para la
iglesia el gran Apóstol Pablo guiado por el Espíritu Santo cuando ordenó: 2Ts.
3:10 "Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si
alguno no quiere trabajar, tampoco coma".
La inmensa mayoría de estos "siervos" han elevado notablemente su estilo de
vida cuando se dedicaron "a la obra del Señor". Han logrado (contradiciendo lo
ordenado por el Señor precisamente para ellos), han acumulado bienes y dinero
que antes no poseían, tal es así, que esta actitud inconsecuente con la Palabra
de Dios, ha despertado la codicia de muchos otros imitadores que han visto en
esta forma de vida una importante fuente de ingresos, mayormente por el poder y
la facilidad con que se obtiene. Hoy no se trata de tomar la cruz de Cristo cada
día y seguir al Señor (Lc.9:23), sufrir penalidades, privaciones, persecuciones
y cárceles; sino de cada día centralizar mayor poder y más bienes de este
mundo.
Aunque el Señor ha ordenado a todos los creyentes, especialmente a los
líderes quienes deberían destacar por sus cualidades y obediencia a la Palabra
de Dios: Mat 6:19 "No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el
orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; Mat 6:20 sino haceos tesoros
en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan
ni hurtan".
Al decir que sean tenidos por dignos de doble honor, obviamente que se está
refiriendo a los líderes, que además de su labor de ancianos o pastores, también
se dedican a la predicación y enseñanza de la Palabra de Dios. Para aquellos que
cumplen esa doble tarea, pide el Señor que la iglesia les entregue un doble
honor, mayor aprecio, no un doble sueldo.
No hemos de perder de vista en el contexto que está dicho, porque Pablo
solamente cita una parte de lo expresado por el Señor Jesucristo, quién ha
dicho:
Mat 10:9-10 "No os proveáis de oro, ni plata, ni cobre en vuestros cintos; ni
de alforja para el camino, ni de dos túnicas, ni de calzado, ni de bordón;
porque el obrero es digno de su alimento".
El concepto indicado por el Señor Jesucristo, en lo referente al sustento de
los siervos que se dedican a la obra de Dios, es que no se provean de oro,
plata, ni de dos túnicas, ni de ningún bien material. Porque aquello
indispensable para su sustento, como es el alimento, debe ser provisto por la
iglesia si es necesario; pero de ninguna manera autoriza los excesos que nos
tienen acostumbrados los pastores que actúan sin temor de Dios en nuestros días.
No está diciendo lo que hoy se enseña y exige en muchos lugares, que la
iglesia debe proveer al pastor lo mejor, la mejor casa, el mejor automóvil,
viajes de "turismo cristiano" para visitar otros lugares y hasta en el
extranjero, donde se hospedan en lujosos hoteles y viajan en primera clase. Cada
día son más los que se han transformado en empresarios, inversionistas de
inmobiliarias y accionistas de la bolsa mercantil, todo esto con los recursos
obtenidos en su "pastoreo".
Jamás el Señor ha dicho lo que hoy piden los comerciantes de la fe, que ellos
deben ser sustentados por la iglesia para vivir como reyes, porque dicen, para
eso son hijos de reyes y no deben mostrar pobreza; el Señor solamente dijo: "el
obrero es digno de su alimento" . Esta
conducta se contradice abiertamente con el ejemplo que nos dejó el Señor
Jesucristo, quien siendo efectivamente el Rey de reyes, escogió el hogar de un
modesto carpintero para venir a este mundo y no el palacio de un rey.
Bajo una distorsión bíblica sin precedentes, los pastores son los que mejor
estándar de vida han logrado en sus iglesias, y todo esto sin haber trabajado
jamás por su propio sustento como Dios lo ordena para todo cristiano decente.
Quizás lo más denigrante es que todo lo que han obtenido, es gracias al
sacrificio y esfuerzo desmedido de hermanos modestos que con muchas privaciones
para sus propias familias, lo han entregado todo con mucha fe, pero con
ingenuidad, para cumplir con las exigencias insaciables de estos personajes.
Esta escandalosa situación que hoy vemos en la mayoría de las iglesias, es
condenada enfáticamente en la Palabra de Dios: 2Ts 3:10 "Porque también cuando
estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si alguno no
quiere trabajar, tampoco coma".
Si los pastores se sometieran a esta ordenanza de Dios, muchos de ellos no
tendrían que gastar de los dineros santos que fueron donados para la obra de
Dios, para hacer dietas especiales en su lucha contra la obesidad, que en la
mayoría se hace evidente.
"Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma". Palabras muy solemnes,
especialmente cuando provienen de un Dios Santo al cual decimos servir.
Jud 1:4,12 "Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde
antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que
convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único
soberano, y a nuestro Señor Jesucristo. Estos son manchas
en vuestros ágapes, que comiendo desvergonzadamente con vosotros se apacientan a
sí mismos; nubes sin agua, llevadas de acá para allá por los vientos;
árboles otoñales, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados".
Al decir: "se apacientan a sí mismos", está indicando que son
pastores. La versión Internacional traduce así: "Estos individuos son un peligro
oculto: sin ningún respeto convierten en parrandas las fiestas de amor fraternal
que ustedes celebran".
Sin duda alguna que a éstos se refiere también la advertencia que nos hace la
Palabra del Señor en Hch. 20:29 "Porque yo sé que después de mi partida entrarán
en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. Y de vosotros
mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a
los discípulos". 2Pe 2:3 "y por avaricia harán mercadería de vosotros con
palabras fingidas".
Por este motivo Dios les otorga el calificativo de "Traficantes de almas" Ap.
18:11 "Y los mercaderes de la tierra lloran y hacen lamentación sobre ella,
porque ninguno compra más sus mercaderías; mercadería de oro, de plata, de
piedras preciosas, de perlas,...almas de hombres".
La Palabra de Dios condena contundentemente a estos que andan
desordenadamente:
2Ts 3:10 "Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto:
Si alguno no quiere trabajar, tampoco
coma 2Ts 3:11 Porque oímos que algunos de entre vosotros andan
desordenadamente
1Ts 4:11 y que procuréis tener tranquilidad, y ocuparos en
vuestros negocios, y trabajar con vuestras manos de la
manera que os hemos mandado".
Con cuanta autoridad podía decir el gran apóstol Pablo esta exhortación bajo
la dirección del Espíritu Santo, porque él conquistó con la poderosa Palabra de
Dios, el Medio Oriente, Europa, Asia y el Norte de África, y todo esto sin
disponer de los medios modernos y costosos que hoy usan y abusan aquellos que
hoy dicen ser "siervos de Dios".
Pablo hizo todo ese tremendo trabajo, dependiendo únicamente del poder de
Dios y no del bolsillo de los hnos. Podía decir y exhortar con mucha dignidad:
Hch 20:33 "Ni plata ni oro ni vestido de nadie he codiciado. Hch 20:34
Antes vosotros sabéis que para lo que me ha sido necesario a mí y a los que
están conmigo, estas manos me han
servido".
Hch 18:3 "y como era del mismo oficio, se quedó con ellos, y trabajaban
juntos, pues el oficio de ellos era hacer
tiendas".
1Tes 2:9 "Porque os acordáis, hermanos, de nuestro trabajo y fatiga; cómo
trabajando de noche y de día, para no ser gravosos a
ninguno de vosotros, os predicamos el evangelio de Dios.
Esta misma verdad les recuerda en su segunda epístola, que nunca había comido
de balde el pan de nadie, sino que con mucha dignidad reitera que había
trabajado con sus propias manos para no ser carga de nadie. 2Tes.3:8 "ni comimos de balde el pan de nadie, sino
que trabajamos con afán y fatiga día y noche, para no ser gravosos a ninguno de
vosotros".
El apóstol Pablo, que provenía de una familia acomodada, que había sido
fariseo de fariseos como él mismo se definió, sirvió como militar bajo el
poderoso ejército romano, pero cuando aceptó al Señor Jesucristo como su
Salvador y Señor, no consideró una humillación trabajar con sus manos para su
sustento, sino que con mucho orgullo dice que "estas manos me han servido" y
trabajó en su oficio haciendo tiendas.
Los judíos hasta el día de hoy mantienen como norma de vida para ellos, que
aunque sean profesionales muy exitosos, deben necesariamente tener además una
profesión manual. Personalmente conozco un judío que es médico jefe de un
hospital, y además es un excelente carpintero.
Sin embargo muchos de los que en la iglesia dicen servir al Señor, jamás han
tenido la responsabilidad de trabajar por su propio sustento y el de sus
familias. ¿Cómo van a poder entender y aconsejar a un hno. cuando atraviesa por
un problema laboral, considerando que ellos mismos nunca han experimentado esa
responsabilidad impuesta por Dios desde el principio de la creación?
Gen 3:19 "Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la
tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás".
Dice Dios: "con el sudor de tu rostro", pero hoy los comerciantes de la fe lo
han cambiado por "el sudor de los otros".
Me parece algo tan banal, como cuando un sacerdote católico pretende dar
consejos sobre la vida matrimonial. Recuerdo haber escuchado en América latina a
un misionero, exhortar a los jóvenes a no ir a estudiar a las universidades,
debido al pecado generalizado en ese ambiente, decía que para servir a Dios no
necesitaban más que una enseñanza secundaria.
Lo que ese señor desconocía, que especialmente en esos países del tercer
mundo, la única forma de salir de la pobreza que ellos tienen, es a través del
esfuerzo de obtener un título aniversario. ¿Qué podría saber él lo difícil que
es obtener un trabajo medianamente remunerado, cuando jamás había tenido que
enfrentar la necesidad de trabajar por su sustento?
Otra cosa que nunca he podido comprender, es el "turismo cristiano" que se
practica indiscriminadamente ¿Cuál es el objetivo de enviar misioneros al
extranjero, cuando extranjeros tienen que venir a nuestro país a predicar? ¿No
existen hnos. capacitados por el Espíritu Santo para predicar en cada iglesia
que Dios ha formado? ¿Se olvidó Dios de conceder ese don en algunas iglesias?
El apóstol Pablo aceptó ofrendas solamente de los hnos. cuya espiritualidad
él conocía perfectamente. De la iglesia de los filipenses, como lo agradece
cuando les escribe desde su prisión.
Filp. 4:16 "pues aun a Tesalónica me enviasteis una y otra vez para mis
necesidades".Copiado ilegalmente de
EstudiosMaranatha.com
Pero jamás aceptó ofrendas ni ayudas de iglesias cuya espiritualidad no eran
compatibles con las disposiciones divinas, y menos aún de algún inconverso,
porque tenía muy claro que Dios no es ningún limosnero y tampoco sus siervos.
Esto se ve claramente cuando se encontró entre los corintios:
2Co 11:9 "Y cuando estaba entre vosotros y tuve necesidad, a ninguno fui
carga, pues lo que me faltaba, lo suplieron los hermanos que vinieron de
Macedonia, y en todo me guardé y me guardaré de seros
gravoso".
2Co 12:14 "He aquí, por tercera vez estoy preparado para ir a vosotros; y no os seré gravoso, porque no busco lo vuestro,
sino a vosotros".
La misma conducta y decisión mostró cuando estuvo entre los tesalonicenses, a
los cuales ordenó, primero con su conducta y luego con su firme exhortación, a
que si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma.
¿Por qué el apóstol Pablo, que predicó en varios continentes, pudo trabajar
por su sustento, y los pastores modernos no lo hacen?
La gran excusa que presentan es que no podrían dedicarse a la obra del Señor,
si además tuvieran que trabajar por su propio sustento. Pero la pregunta se
mantiene ¿Por qué no? ¿Acaso Pablo, con menos recursos no pudo hacerlo
exitosamente en una extensión geográfica mucho más grande? ¿O alguien se atreve
a poner en duda el éxito de la obra que realizó Pablo? Personalmente sé que se
puede, aunque la vida no es tan fácil como ellos están acostumbrados.
Un abismo insondable separa la moral y honorabilidad incorruptible del
apóstol, con la de los mercaderes de la fe de nuestros días; quienes sin ningún
temor de Dios, se atreven a pedir dinero públicamente por las radioemisoras,
canales de TV y hasta por medio de Internet a todo el mundo, transformando al
Señor de la gloria en un miserable limosnero.
Y este proceder impropio de un verdadero hijo de Dios, se ve agravado por el
delito de que en muchos casos, todo el dinero recaudado está en cuentas
bancarias a sus nombres personales, y no bajo el nombre de la iglesia. Hnos. muy
acongojados me han contado experiencias increíbles, como que sus pastores fueron
sorprendidos en hechos inmorales y expulsados de sus iglesias, pero se llevaron
con ellos todo el dinero que pertenecía a la congregación, para luego instalarse
con el mismo "negocio" (iglesia) en otro sitio.
Los que se han dedicado al negocio del "pastoreo", insisten que no tendrían
tiempo para visitar a los hnos. ni para preparar sus mensajes. Cuando la
realidad es conocida por todos, que visitan únicamente a sus amigos y a los
buenos "diezmadores"; y en cuanto al tiempo necesario para la predicación,
existen algunos de ellos que practican hasta la inmoralidad de copiarlos
textualmente desde Internet, a pesar de que no trabajan.
Indudablemente, gracias a Dios que existen algunas excepciones, pero no son
más que eso, excepciones. El Señor aún se ha guardado siervos fieles que no han
doblado sus rodillas ante Baal, ni siguen el camino que por lucro escogió Balaam
(Judas 1:11-12).
La raíz de todos los males, es como dijo el Señor, el amor al dinero. Pero
todo esto ha sido consecuencia del desvío que la mayoría de las iglesias han
realizado, alejándose cada día más de las ordenanzas establecidas por Dios en Su
Palabra.
Muchos de estos males aceptados por las iglesias modernas, son el resultado
de no haber obedecido a otros principios básicos que el Señor ordenó. Un mal
arrastra otro mal, es como una bola de nieve que se precipita por la montaña de
la desobediencia.
Si hubieran obedecido el método establecido por Dios en cuanto a participar
de una sola copa y de un solo pan para la Cena del Señor como ordena la Biblia,
el tamaño de las iglesias locales sería regulado automáticamente de acuerdo al
corazón de Dios, y no al de los hombres como ocurre hoy en día.
Serían realmente una manada pequeña, pero donde el Señor estaría en medio de
ellos (Mat 18:20 "Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí
estoy yo en medio de ellos), y cada uno podría ejercitar sus dones espirituales.
Pero han preferido escoger el camino de los romanistas y establecer grandes
"catedrales" donde la mayoría ni se conocen entre ellos.
Una iglesia local, de acuerdo al tamaño regulado por Dios a través de la
obediencia con los símbolos de la Cena, sería una iglesia pequeña, pero donde
seguramente el pastor podría trabajar por su propio sustento como lo hizo el
apóstol Pablo, y podría atender ese rebaño sin grandes dificultades.
Cuando nació la iglesia el día de Pentecostés, se convirtieron como 3mil
personas, pero obviamente no se congregaron todos en un solo lugar, sino que
serían muchas iglesias locales que existieron en la misma ciudad y que luego se
extendieron por Europa, Asia y África.
La práctica de congregarse en un solo gran local, no aparece hasta el siglo
IV cuando nace la iglesia católica con Constantino, quién le regaló varios
templos de diferentes divinidades paganas que adoraban en el imperio, para
instituir esa nueva religión del Estado, donde él era la cabeza y divinidad
máxima.
Cuanta necesidad tenemos de volver a la sencillez del cristianismo bíblico,
sacudirnos del polvo de iniquidad y corrupción que está sofocando a muchas
iglesias; salir del sistema humano que está globalizando todo, incluyendo el
pecado y fermentando las prácticas del mundo dentro de lo que debería ser la
casa de Dios.
Los cristianos, especialmente los que trabajamos en Su servicio, no vamos a
ser recompensados por el Señor debido a la fastuosidad y grandeza de la iglesia
local donde servimos, sino por nuestra fidelidad y consagración, por nuestra
honradez y consecuencia con el ejemplo establecido en Su Palabra.
Por el relato bíblico se aprecia que los más sorprendidos cuando venga el
Señor por Su iglesia, serán los pastores que decían hacer todo para el Señor.
Sin embargo Él les advierte cuando aún tienen tiempo para arrepentirse:
Mat 7:22 "Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu
nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos
milagros? Mat 7:23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí,
hacedores de maldad".
Que el Señor nos haga más conscientes que estamos para servir en los negocios
que pertenecen al Dios Santo de la gloria, y que no son nuestros. Basta de
seguir transformando la casa de Dios en cueva de ladrones, porque cuando el
Señor regrese, hará lo mismo que hizo cuando estuvo acá la primera vez,
castigará duramente a quienes hicieron lucro con las cosas santas. Amén.
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