10 de Diciembre de 2013
Así me me reveló
Jehová, Dios creador del cielo y la tierra, Grande y Poderoso, es Rey de
reyes. Había acabado de orar al Señor en la madrugada desde las 2:00 AM y
comencé a tener cansancio y un sueño muy pesado, no podía resistirlo,
recosté mi cabeza en mi almohada y en un instante me veía en la iglesia,
había un culto; yo estaba con mi esposo participábamos del culto y veía a
las personas cantando y adorando al Señor.
De repente se
detuvo la música y la adoración y el pastor, con el micrófono
comienza a decir: “traigan sus
ofrendas, sus diezmos al Señor mientras cantamos otra alabanza, para pasar
a la siguiente parte del programa”, decía yo: “¿programa?, esto no es un programa, es el día
en que nos reunimos a adorar a Jehová”.
Entonces veo que
en altar había una canasta grande de mimbre y su interior estaba forrada
de tela y las personas comienzan a llevar sus ofrendas y diezmos, veo a mi
esposo que va y lleva su ofrenda, entonces yo tomo de mi cartera una
ofrenda, era de una cantidad pequeña, pero cambio de parecer y tomo una
cantidad mayor para dársela al Señor y cuando lo hago, en mis manos
aparece un pinche de oro con diamantes (prendedor) y lo usé para
sujetar la ofrenda que saqué; la voy llevando a la gigantesca
canasta y mientras iba orando, me detengo, extiendo mi mano, pongo
mi ofrenda y puedo ver que había allí dentro solo pocas ofrendas, ¡eran sólo tres ofrendas y lo demás
que había en la canasta gigante eran Biblias! en diferentes tamaños,
idiomas, ¡ellos habían ofrendado
Biblias!.
Al ver esto
fui caminando al banco de la iglesia y lloraba, no entendía porqué las
personas ofrendaban Biblias y comencé a hablar a Dios: “no entiendo
esto que vi; qué sucede, qué está pasando, no lo puedo
comprender”.
Entonces Jehová me habla y me
dice: “Hija mía, Yo soy Jehová, el Dios de mi pueblo, el que doy
discernimiento y revelo las cosas ocultas, cosas que ojo no ve. Mira,
a ti te revelo para que veas como está el pueblo.
Hija mía,
ellos están ofrendando Mi Palabra porque
no
la quieren y la rechazan, ¡no quieren oír mi palabra!,
porque ella redarguye,
amonesta y instruye
y
ellos ¡no
quieren ser disciplinados!”.
Yo le digo: “¡Mi Señor, ¿porqué si tu palabra es vida,
alimento, esperanza y cambia los corazones?!”. El me
respondió, citando las escrituras:
“La Palabra de Dios
es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos y penetra
hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos; y
discierne los pensamientos y las intenciones del
corazón” Hebreos
4:12.
"Porque dura es Mi
Palabra, que corrige al pecador y no quieren ser
corregidos ni amonestados, por eso la
rechazan".
"¿Has visto que son muy pocos mis escogidos que
siguen mi Palabra y permanecen en mis caminos?" Y mencionaba: No todo
aquel que diga: Señor, Señor entrará al reino de los cielos, sino aquel
que haga la voluntad del Padre, por eso la ofrenda
de los míos, es para mí como oro, porque atesoran Mí Palabra, la guardan,
para ellos es de valor
incomparable.
Ellos acumulan tesoros en los
cielos y así veo todo lo que los míos hacen en la tierra.
Podrán hacer muchas obras, cantar, adorar; pero la obediencia,
el temor y la santidad no pueden ser separados, son necesarias para
mantenerse".
Y dije:
“Señor, ayúdanos, danos fuerzas, porque no es fácil el tiempo que nos
ha tocado vivir, ayúdanos para mantenernos en la fe, que es
en Jesucristo, ayúdanos”, entonces ya no le
escuché hablar más.
Comienzo a ver que
entonces seguían cantando y cantando y no se anunciaba
que pasaríamos con el “…así dice el Señor”…
Luego de esto me levanté, me fui a orar,
a pedir ayuda y misericordia porque el pueblo endurecía su corazón. Es
triste pero así se vive; solo se quiere bendición, bendición y mas
bendición, es como si la Palabra del Señor ya no tuviera nada
que decir para su pueblo.
Dios les bendiga hermanos y que el
eterno Dios, que viene hablando a sus pueblo escogido nos siga dando
fuerza para seguir y podamos mantenernos en la fe para seguir el blanco
soberano que es Cristo Jesús, porque ahora es cuando más nuestra fe
y nuestros ojos tienen que estar puestos en Jesucristo, nuestro pastor y
no en el hombre, porque Dios no falla, el
hombre sí.
Espero que esta revelación
ayude a muchos y que el Espíritu Santo nos revele a cada uno, Dios les
bendiga su hermana en Cristo.
Maria
J. CollazoPuerto Rico
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